sábado, 20 de septiembre de 2025

La soledad del silencio

 


La soledad del silencio

 



Supongo que es imposible entrar en la soledad de otro.

La soledad es un templo en ruinas donde solo suenan los pasos del que lo habita, y cualquier intento de acceder es detenerse ante un muro sin inscripción. Apenas nos llegan señales; una palabra, una grieta en la voz, un temblor que se escapa del cuerpo… y entonces creemos que eso es comprender, cuando en realidad no hemos hecho más que rozar la superficie de un océano sin fondo.

Ilusos soñadores.

Una persona puede decir… “tengo frío” y en esa confesión podemos sentir cómo se abre la puerta de su fragilidad; puede estremecerse, y en el temblor mostrarnos que no es solo el cuerpo, sino también el alma la que tiembla. Pero… ¿qué ocurre con aquella persona que se calla, con quien no tiembla, con quien convierte su silencio en una armadura que no deja filtrar ni un soplo de luz?

Ahí llega lo difícil.

Lo indescifrable nos obliga a contemplar desde fuera, y la contemplación es todo un desierto. Uno mira, insiste, busca un signo donde aferrarse, y lo que recibe es apenas el reflejo de su propia mirada. Porque lo hermético puede llegar a convertirse en un espejo de piedra… cuanto más se le interroga, más silencio devuelve.

Y entonces llega el desconcierto.

Quizás ese sea el destino de todo encuentro, de toda relación humana: caminar alrededor de la fortaleza invisible del otro, intuyendo puertas que nunca se abrirán. Y lo poco que podemos llegar a descifrar en su interior, lo pintamos con nuestros propios miedos, con la variabilidad de las sombras que arrastramos desde siempre. Porque en el fondo… el misterio del otro es un espejo hondo donde nos vemos multiplicados. Su hermetismo refleja nuestra hambre de sentido, y su silencio… su silencio desnuda el ruido que todos llevamos dentro.

 

                                                                    L. J. Pruneda


Gracias por leer. 
Si algo en este texto te ha hecho pensar o sentir, déjalo fluir en los comentarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario