jueves, 29 de noviembre de 2018

Diez frases sobre el miedo

"Para quien tiene miedo, todo son ruidos", decía Sófocles. Diez frases sobre el miedo para adentrarse en los rincones más oscuros de la mente.


MiedoEl miedo es una de esas sensaciones que nos acompañan en la vida desde que nacemos hasta que morimos. Es esa angustia que sentimos cuando nos pasa (o creemos que nos pasará) algo malo y nuestro cuerpo y nuestra mente intentan avisarnos de la tragedia que se cierne sobre nosotros. “Sal de ahí”, parecen decir nuestro corazón acelerado, o “no bajes la guardia”, grita nuestra adrenalina en sangre. Pocas cosas pueden ser tan irracionales y al mismo tiempo tan lógicas como el miedo.

No hay que irse a fobias profundas que afectan a tantos millones de personas en todo el mundo o al mito de que el miedo es lo contrario a la valentía. Todas las personas sentimos miedo antes o después y lo que suele marcar la diferencia es la forma en que se afronta. Desde esas criaturas y peligros, que muchas veces solo habitan nuestra mente pero nos harían correr como demonios con tal de sentirnos a salvo, hasta las inseguridades que la vida nos va colocando a la espalda y derivan en miedos reales a cosas inevitables como el fracaso, la muerte o la soledad; ese sentimiento es algo tan humano como la alegría, la tristeza o la ira.

Especialmente curioso es el caso de las películas de terror. Un género del cine que se ha construido en torno a la idea de que a la gente le gusta que la asusten, que engarroten su cuerpo con una tensión insoportable y luego la rompan bruscamente, liberándola en gritos y nerviosismo. ¿Por qué nos pasamos la vida huyendo de nuestros miedos pero disfrutamos tanto de una película como ‘El resplandor’? Las películas de terror son una especie de simulación controlada, nos permiten sentir miedo al tiempo que estamos a salvo de cualquier mal o peligro. Esa pequeña dosis nos concede el subidón de un buen susto momentáneo que tan bien sienta para despertar la mente y el cuerpo.
El miedo nos activa y hace pensar en todas las cosas que merecen la pena en nuestra vida. El miedo nos hace sentir vivos. Aquí dejamos diez frases para reflexionar sobre el miedo:


"El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son". Tito Livio.

"El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente".
Alonso de Ercilla y Zúñiga.

"El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo".
Alain.

"El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo".
Ludwig Börne.

"Para quien tiene miedo, todo son ruidos".
Sófocles.

"No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo".
Michel Eyquem de Montaigne.

"A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo".
Jean Paul Sartre.

"El miedo es ese pequeño cuarto oscuro donde los objetivos negativos son revelados".
Michael Pritchard.

"Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes, después".
Jean Paul.

"Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo".
Publio Siro.



Las 10 claves de la adolescencia

Los neurólogos han descubierto que el cerebro comienza a reorganizarse en la pubertad. Se trata de un tremendo alboroto que explica en gran medida las actitudes de nuestros jovenes.

Adolescentes
En 1955, la película de Nicholas Ray 'Rebelde sin causa' creó un estereotipo que permanece en el imaginario colectivo: el adolescente como figura indómita. En el film, Jimmy Stark – el eterno James Dean – era la viva imagen del muchacho torturado. Desde entonces, esa etapa de la vida marcada por la oposición a todo, entre otras cosas, ha sido estudiada a fondo. Psicólogos y sociólogos investigan si su comportamiento obedece a un rito social, se debe a un cúmulo de factores biológicos que se activan en un momento dado o si se trata de una combinación de ambos. Aquí intentamos dar respuesta a algunas cuestiones vitales que surgen entre los 11 y los 19 años de edad.

1. ¿Por qué están siempre molidos y comen como limas?

La sorprendente voracidad de los adolescentes responde a razones biológicas: a medida que se alcanza la pubertad, aumenta la necesidad de nutrientes, pues en esta etapa se crece rápidamente. Sin embargo, parecen estar siempre cansados. Esta fatiga suele atribuirse a cambios hormonales, problemas de adaptación y al sobreesfuerzo. Otra de las causas de este bajón podría ser un retardo en el reloj biológico que controla los ritmos del sueño. Según un equipo de investigadores australianos de la Universidad Tecnológica de Swinburne, los púberes viven en un continuo desfase horario, lo que les hace despertarse un par de horas antes de lo normal. Eso se traduce en falta de energía y sensación de atontamiento.

2 ¿A qué se debe su cara de zombi?

La dificultad que tienen muchos adolescentes para dormir a las horas más habituales tiene que ver con una modificación en el ritmo circadiano. Según esta hipótesis, su reloj biológico se invierte con respecto a la infancia y la madurez por lo que su cuerpo les pide dormirse y despertarse más tarde. Un jet lag permanente.
Un estudio del Instituto Politécnico Rensselaer, en Berlín, publicado en la revista Neuroendocrinology Letters ha desvelado uno de los factores involucrados en esta alteración biológica: la falta de luz natural. En un experimento, los científicos pidieron a unos voluntarios que utilizaran durante varios días unas gafas especiales que evitaban la longitud de onda corta o luz azul. Esa trampa implicó un retraso de 30 minutos de media en el inicio del sueño. Estos expertos señalan que, al no recibir luz diurna, se retrasa el inicio de producción de melatonina, una hormona que indica al cuerpo la necesidad de dormir. Pues bien, la aparición de esta hormona se demoró seis minutos por cada día que estuvo limitada la exposición a la luz azul. Las conclusiones concuerdan con los datos de otros estudios que indican que el mayor nivel de melatonina en los adolescentes se da a primera hora de la mañana, cuando el resto de personas se despierta.

3. ¿Por qué nunca piensan las cosas?

Para los adultos, los quinceañeros parecen estar sumidos en el caos. De su mente surgen ideas que no concuerdan con su personalidad y su toma de decisiones parece basada en criterios incoherentes e inestables. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad Temple de Filadelfia, en EE UU, ha negado en la revista American Psychologist que el problema se deba a su supuesta irracionalidad. Lo cierto es que los jóvenes de esta edad alcanzan conclusiones del mismo modo que los adultos. Su problema es que carecen de las habilidades sociales necesarias para mantener sus decisiones, no han adquirido la suficiente capacidad de coordinación entre lo que piensan y lo que hacen. En la investigación, realizada por franjas de edad, se llegó a la conclusión de que su aptitud resolutiva alcanzaba pronto el nivel de cualquier adulto. Los adolescentes demostraron ser capaces de optar de forma razonada ante dos alternativas planteadas sobre distintos aspectos de su vida cotidiana, salud o problemas legales. Pese a ello, se comprobó que la mayoría perdía esa capacidad lógica en cuanto intervenían en el proceso sus amistades.

4. ¿Es verdad que no se concentran?

WhatsappMuchas veces da la impresión de que el más mínimo estímulo hace que un adolescente abandone cualquier actividad que sus padres consideran importante. Según un estudio del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College, en Londres, en la adolescencia se mantiene parte de la estructura cerebral de la niñez. Así, los sesos siguen realizando tareas innecesarias incluso en el momento en que el sujeto debería estar centrado en un solo asunto. Mediante escáneres de resonancia magnética, los investigadores comprobaron que, cuando un joven intenta concentrarse en una tarea ignorando los estímulos que puedan distraerle, presenta una gran actividad en el córtex prefrontal, un área involucrada en la toma de decisiones cotidianas. Es decir, a la vez que intenta enfocar su mente en un trabajo, está pensando en sus problemas de pareja, discusiones con los amigos o sus estudios.

5. ¿Qué les seduce tanto de las drogas?

En esta ocasión, han sido unos científicos de la Universidad de Yale los que han aportado datos relevantes sobre las bases fisiológicas de otro fenómeno clásico de esta edad: la mayor vulnerabilidad a las adicciones. La inmensa mayoría de las personas que dependen de sustancias como el tabaco, el alcohol o la cocaína se han iniciado en su consumo durante la adolescencia. La cuestión es si además de factores psicológicos, como la importancia que se da a las opiniones de los amigos y al papel que el individuo tiene en el grupo, existen detonantes biológicos que expliquen la propensión a fumar, beber o drogarse.
Un estudio que ha aparecido en la revista American Journal of Psychiatry sostiene que las zonas del cerebro que ejercen el autocontrol sobre los impulsos no están totalmente formadas en la adolescencia. Por lo tanto, la tendencia a la adicción no es solo un trastorno del comportamiento, sino también un problema de desarrollo neuronal. Según los expertos de la citada universidad, los grandes cambios bioquímicos que se producen en esta etapa de la vida llevan a la persona a buscar nuevas experiencias sin que estén listos los mecanismos fisiológicos de contención.

6. ¿Por qué son tan temerarios?

También hay una causa orgánica detrás de la conducta imprudente que exhiben muchos adolescentes. Un estudio de la Universidad de Texas, en Austin (EE UU), dirigido por el profesor de Psicología Cognitiva Russell Poldrack determinó que en esta etapa vital tiene lugar una gran actividad en el sistema mesolímbico, una región donde el neurotransmisor predominante es la dopamina. Este mensajero químico está muy implicado en el sistema de recompensa cerebral. Todas las experiencias placenteras naturales -por ejemplo, provocadas por la comida o el sexo- y artificiales -inducidas por las drogas- concurren con una liberación de dopamina. Cuanto más se activa el sistema dopaminérgico, mayor es la sensación de euforia que se experimenta.
Por otra parte, la dopamina está más relacionada con la expectativa del refuerzo que con la recompensa misma, es decir, se libera más con el deseo que con la satisfacción que este produce. Las conductas de alto riesgo, como hacer puenting o experimentar con drogas, son estimuladas por esta sustancia. Y ello concuerda con la investigación de la Universidad de Texas, según la cual los adolescentes liberan una gran cantidad de dopamina en determinados momentos. Esto les hace proclives a ciertas actividades arriesgadas de las que pueden arrepentirse cuando se reducen los niveles del neurotransmisor.

7. ¿Por qué sufren cambios de humor repentinos?

Las alteraciones fisiológicas explican en buena medida por qué los adolescentes suelen estar más malhumorados de lo habitual. Las descargas de hormonas que se vierten en el organismo pueden producir transiciones rápidas de tristeza a alegría o de amabilidad a furia. Pero hay otro factor que es fundamental, según una reciente investigación de la organización Sleep Scotland de Edimburgo (Escocia): la falta de sueño. Este colectivo ha detectado que los cambios en el estado de ánimo se corresponden con épocas en que dormimos muy pocas horas. En el caso de los púberes, se debe sobre todo a la gran cantidad de tiempo que dedican por las noches a los videojuegos, a la televisión o a internet. Esto propicia que muchos jóvenes solo duerman entre cuatro y cinco horas al día, lo que influye de manera determinante en sus drásticos cambios emocionales.

8. ¿Les importa mucho lo que opinen sus colegas?

La psicóloga Helen Jones Emmerich, de la Universidad del Estado de Nueva York, en Stony Brook, constató científicamente algo que parecía de sentido común: los adolescentes dependen más de la opinión de sus amigos que de la de sus padres. Esta influencia se da sobre todo en temas como la manera de vestir, los hábitos de diversión o la forma de resolver problemas escolares. En asuntos como la elección de un empleo o la resolución de un conflicto moral profundo tienen menos peso, pero el influjo de sus coetáneos sigue presente.
Según algunos investigadores, los adolescentes dependen tanto del criterio ajeno porque a esa edad hay muchos factores psicológicos que solo se optimizan cuando tienen un buen feedback de sus amigos. Por ejemplo, en un estudio, los psiquiatras David Moreno, Estefanía Estévez, Sergio Murgui y Gonzalo Musitu llegaban a la conclusión de que la reputación social del joven explica en gran parte su mayor o menor sentimiento de soledad, autoestima y satisfacción vital. Por otra parte, estos investigadores advierten que a estas edades parece esencial satisfacer las expectativas del grupo de referencia, lo que puede ser un factor positivo para determinados jóvenes, pero a la vez promover su lado más violento y antisocial.

9. ¿A qué vienen tantos mensajitos de móvil?

Una investigación de la Universidad de Michigan y del Proyecto Pew Internet & American Life ha revelado que los adolescentes realizan la mayoría de sus comunicaciones a través de mensajes de texto, a pesar del uso masivo del correo electrónico y el éxito de las redes sociales, como Facebook o Twitter. El volumen es impresionante: unos 38 millones de mensajes de Whatsapp por minuto. Las razones tienen que ver con un formato que impone la brevedad -lo cual les gusta- y la difusión casi universal, ya que prácticamente todo el mundo tiene móvil. El 89% de los adolescentes españoles tienen al menos un dispositivo electrónico que les permite acceder a estas aplicaciones de mensajería instantánea. El estudio encuentra, además, otro factor que explica esta expansión: el sentido de privacidad. Los mensajes de Whatsapp parecen notas secretas, lo que los convierte en el medio ideal para mensajes íntimos. Sin embargo, hay un dato curioso que nos hace reflexionar sobre el tipo de comunicación que se establece con los padres: en la mayoría de los casos, para hablar con sus progenitores los adolescentes prefieren utilizar llamadas de voz. ¿Quizás porque a ellos no les cuentan todos sus secretos?

10. ¿Por qué son tan susceptibles?

Los jóvenes son quisquillosos a la hora de aguantar bromas sobre ciertos temas. Eso es algo que todo el mundo ha podido constatar gracias a la cara que se le queda al adolescente cuando considera que ha sufrido una broma de mal gusto. Pero a pocos investigadores se les había ocurrido relacionar esta suspicacia con los cambios hormonales. El dermatólogo Sam Shuster, del Norfolk and Norwich University Hospital, en el Reino Unido, tenía la costumbre de pasear por la calle montado en un monociclo. Con el tiempo, empezó a observar que las reacciones de los viandantes eran similares y fácilmente agrupables por edad y sexo. Eso le llevó a pensar en que debía de haber algún factor biológico subyacente, por lo que decidió realizar un estudio. El resultado, que apareció en el British Medical Journal, avala la hipótesis de que la descarga de andrógenos como la testosterona produce una reacción más agresiva hacia lo chocante.
Las actitudes más violentas -por ejemplo, de peatones que intentaban hacerle caer del monociclo- provenían casi siempre de niños de unos 11 años. Esta respuesta se canaliza con la edad y deriva en ataques verbales, típicos de la adolescencia. Pero persiste esa tendencia bioquímica al rechazo de cualquier acto que el joven considere una excentricidad de adultos. Es como si hubiera una propensión a ofenderse cuando se considera que una persona madura está haciendo el ridículo. ¿Vergüenza ajena, necesidad de situar a los padres en su rol o simple falta de sentido del humor? ¡Quién sabe!

domingo, 4 de noviembre de 2018

El Gatopardo, o cuánta experiencia hace falta para empezar a escribir

Algunos apuntes sobre El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, quien empezó a escribir a sus 57 años y en unos pocos meses compuso una de las mejores novelas del siglo XX.

Cristian Vázquez

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Resultado de imagen de libro el gatopardo¿Qué motiva que alguien que siente el deseo de escribir no escriba? ¿Qué hace que esa persona en determinado momento, por fin, se ponga a escribir? A menudo esa postergación se debe a la falta de confianza, la inseguridad, la sensación de que, antes de ponerse a escribir, hay que saber más. “Me había dado cuenta de que me faltaba algo fundamental: experiencia”, dice el narrador de Movimiento único, novela de Diego Gándara publicada hace unos meses. “Un escritor me había dicho —añade— que no se podía ser novelista antes de los cuarenta años, porque antes de los cuarenta un hombre no tenía suficientes experiencias sobre las cuales escribir”.

También es cierto que se puede escribir y no publicar. La recomendación clásica de evitar las prisas para dar a conocer las propias obras corresponde al latino Horacio: “Si algo escribes en alguna ocasión —anotó en su Arte poética, un par de décadas antes de Cristo— hazlo esperar nueve años guardándote el pergamino en tu casa. Podrás borrar lo que no hayas dado a la luz; la palabra que se deja escapar no sabe el camino de vuelta”. Al publicar este texto, Horacio tenía 46 años, justo la misma edad que Gándara cuando Movimiento único salió de imprenta.

Por supuesto, no hay en la literatura fórmulas infalibles ni recetas mágicas. Mario Vargas Llosa, Norman Mailer y Roberto Arlt, por nombrar solo los tres primeros que me vienen a la cabeza, a sus veintiséis años ya habían publicado auténticas obras maestras (La ciudad y los perros, Los desnudos y los muertos, El juguete rabioso, respectivamente). Y también hay, por supuesto, muchedumbres de autores que, por muchos años que guarden sus manuscritos y por muchas décadas que esperen para empezar a publicar, nunca lograrán escribir nada realmente valioso y perdurable.

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Toda esa introducción surge a partir del cierto misterio que envuelve a la figura de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el autor de la célebre novela El Gatopardo. Nacido en 1896 en el seno de una familia de la ya decadente aristocracia siciliana, Tomasi fue un hombre que, en palabras del escritor Peter Robb, “no hizo prácticamente nada en toda su vida más que producir una única obra maestra al final”. Una obra maestra que empezó a los 57 años, que concluyó en un puñado de meses y que no pudo ver publicada, porque un cáncer lo mató cuando tenía sesenta y aún no había encontrado editor.

¿Por qué esperó hasta sus 57 años para empezar a escribir? Hablamos al principio de la inseguridad y la desconfianza. Quién sabe si cuánto influye también la pereza. El caso es que Lampedusa fue un lector voraz. Su biblioteca contaba con 4 mil volúmenes. A sus treinta años había escrito ensayos sobre literatura francesa (Flaubert, Mérimée, Stendhal) y sobre historia, pero luego había abandonado la pluma. Hasta que en el verano de 1954 se produjo un hecho crucial: acompañó a su primo el poeta Lucio Piccolo a un encuentro de escritores que tuvo lugar en San Pellegrino Terme, en el norte de Italia, lejos de su Sicilia natal. Fue justo después de esa reunión con “la república de las letras” cuando empezó a escribir.

“Vista de cerca, esa república no le pareció integrada precisamente por semidioses”, escribió Gioacchino Lanza Tomasi, primo lejano del autor, quien lo acompañó en sus últimos años y desde su muerte ha sido una especie de albacea. “A veces, saber escribir apenas significa no ser analfabeto”. ¿Acaso fue esa sensación —algo así como “si estos tipos escriben, por qué no voy a hacerlo yo”— lo que motivó a Lampedusa a volver a tomar la pluma de una vez?

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Lampedusa se trazó, en un principio, un objetivo ambicioso: “Serán veinticuatro horas en la vida de mi bisabuelo, el día del desembarco de Garibaldi” (12 de mayo de 1860), le dijo a Lanza Tomasi poco después de empezar a escribir. Tiempo más tarde advirtió lo difícil de su propósito: “No sé escribir el Ulises”, admitió. Planificó entonces una novela con varias partes; la versión final tiene ocho, cada una encabezada por el mes y el año en que se desarrolla. La primera es de mayo de 1860 y avanza en lapsos de pocos meses hasta la parte VI (noviembre de 1862); la VII es de julio de 1883, cuando muere el príncipe Fabrizio Salina, el protagonista de la novela; la VIII y última, una suerte de epílogo, está fechada en mayo de 1910, justo medio siglo después de la peripecia inicial.

El príncipe Fabrizio está inspirado, en efecto, en el bisabuelo del autor, Giulio IV de Lampedusa, quien en realidad murió el 27 de septiembre de 1885. Esa era la fecha en que iba a morir también el personaje en la ficción, apunta Lanza Tomasi, y agrega: “Ignoro por qué razón luego esa fecha se anticipó en dos años”. Si quisiéramos ponernos suspicaces, podríamos atender al hecho de que la fecha finalmente elegida (julio de 1883) es la del nacimiento de Kafka, y sospechar que quizá Lampedusa quiso enlazar de algún modo a su personaje con el autor de La metamorfosis. Pero parece sospechar demasiado: mejor dejémoslo ahí.

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“Como reseña no es negativa, pero de publicación, nada”, le dijo Lampedusa a Lanza Tomasi un día antes de morir. Hablaba de los rechazos que había recibido por parte de las prestigiosas editoriales Mondadori y Einaudi. Fue el escritor Giorgio Bassani el que confió en él, y quien convenció a Giacomo Feltrinelli de que lo publicara. Pero la primera edición se imprimió en octubre de 1958, hace sesenta años, quince meses después de la muerte del autor. En el prólogo a esa primera edición, Bassani apuntó que el personaje del príncipe Fabrizio debe verse como un retrato del bisabuelo del autor pero también, en parte, como “un autorretrato lírico y crítico a la vez”.

Conviene citar aquí nuevamente a Lanza Tomasi: “Para Lampedusa, la literatura era una especie de crónica cifrada; y la crónica, la única gnoseología disponible. La obra de arte era el instrumento mediante el cual una experiencia humana contingente dejaba de ser algo individual y egoísta para cristalizar en experiencia duradera, independiente de lo ocasional”.
“Experiencia —sigue diciendo Lanza— significa la relación particular que una persona tiene con la realidad que le rodea, el sentido que atribuye al mundo externo, su toma de conciencia, y no la mera crónica de la vida que puede llevar en él”. Una definición muy parecida a la que propone Aldous Huxley en la introducción a sus Textos y pretextos, de 1932:
“El poeta es, etimológicamente, el hacedor. Como todos los hacedores, necesita un capital de materias primas: en su caso, experiencia. Ahora bien, experiencia no quiere decir haber nadado en el Helesponto, o haber bailado con los derviches, o haber dormido en refugios para vagabundos. Se trata en realidad de una cuestión de sensibilidad e intuición, de ver y escuchar las cosas significativas, de prestar atención en los momentos correctos, de coordinar y comprender. La experiencia no es lo que le sucede a un hombre; es lo que un hombre hace con lo que le sucede. No se trata de los accidentes de la existencia en sí mismos, sino de un don para afrontar esos accidentes. Por un feliz privilegio de la naturaleza, el poeta suele poseer el don de la experiencia en conjunto con el de la expresión. Lo que dice tan bien es, por lo tanto, intrínsecamente valioso”.

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Me permitiré discrepar, entonces, de Peter Robb sobre aquello de que Lampedusa “no hizo prácticamente nada en toda su vida” antes de escribir El Gatopardo. Lo que estuvo haciendo durante sus primeros 57 años fue imprescindible para la construcción de su novela: Lampedusa desarrolló el fino don de la experiencia. La sensibilidad, la intuición, la capacidad de saber qué hacer con lo que le sucedía. Hasta que, a los 57, en aquella cita literaria de San Pellegrino Terme, sintió aquello para lo cual, según el escritor que aconsejó a Diego Gándara, había que esperar hasta tener cuarenta: sintió que tenía experiencias suficientes. Entonces se puso a escribir.

Es lamentable que la muerte le haya llegado de forma prematura; es de agradecer que le haya dado tiempo al menos de concluir su novela. “Kipling observa —refirió Borges— que a un escritor le está permitido urdir fábulas, pero le está vedado saber cuál es la moraleja. Swift se había propuesto enjuiciar al género humano y dejó un libro de lectura infantil”. Para la cultura popular, la obra de Tomasi di Lampedusa parece haber dejado como moraleja esa frase que en El Gatopardo es accesoria y casi trivial: “Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie”. Quienes se animen a ir más allá del lugar común y a recorrer sus páginas, disfrutarán de una novela extraordinaria.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Música de los años 50 y 60

Descubre por qué esta música es tan especial

Original de: Estación Vintage

Los años 50 y 60 marcaron un hito en la historia de la música. Los avances tecnológicos y los cambios de la sociedad hicieron posible uno de los mayores acontecimientos que dejaría una importante huella en el panorama musical actual: El nacimiento del Rock&Roll.
Musica 50 y 60Pero veamos un poco por encima como era el mundo en aquella época  y así entenderemos mejor como empezó todo.

¿Cómo era el mundo musical en los años 50?

Esta década se caracteriza por el gran impulso que los nuevos avances tecnológicos supusieron para la música. Pensad que hasta hacía unos años apenas existían los discos y fue en esta época cuando más se extendió su uso.
La radio que se había introducido ya en la mayoría de los hogares, permitía un acceso fácil y rápido a las últimas novedades musicales. En ella sonaban constantemente los anuncios de las grandes compañías a la par que proliferaban emisoras dedicadas a los éxitos del momento.
 
Surgieron las famosas listas de los top40 que eran los temas más escuchados en las Jukebox, las máquinas de discos con las que contaban la mayoría de locales de ocio y restaurantes .

musica vintage rock&rollEn segundo lugar tenemos el auge de las compañías de discos y la rápida expansión de los reproductores particulares que permitieron escuchar cómodamente las canciones que más le gustaban a cada uno. Y es que por aquel entonces escuchar música a la carta, sin depender del locutor de turno, era todo un lujo.
Y en tercer lugar y no por ello menos importante, la aparición de la televisión. Este invento popularizó mucho más a los artistas del momento. Sobre todo por la rápida difusión de este aparato, desde los primeros en blanco y negro a la aparición del color unos años después.

¿Qué música sonaba?

Al comienzo de los 50 convivían los ritmos del de jazz, blues, tango, fox-trot, bluegrass o Big Band. Por aquel entonces sonaban las voces de artistas legendarios como Jorge Negrete, Glenn Miller, Nat King Cole…  y por supuesto Frank Sinatra. El gran éxito de todos ellos fue debido en parte a las grandes compañías de discos pero sobre todo a su incursión en el cine lo que terminó de convertirlos en grandes estrellas mediáticas.

Frank Sinatra fue el primer cantante que utilizó la tecnología para situar su voz por encima del sonido de la orquesta. De esta forma consiguió acercarla más al oyente y que sonara aún más espectacular.

Pero no sólo fue la tecnología…

Otro factor bastante importante para el cambio que sufrió la música en esta década fue el desencanto con la sociedad y que sufrían la mayoría de jóvenes. Este desencanto se debía, sobre todo a circunstancias históricas como crisis, guerras, falta de empleo…
Estaban cansados de las canciones de siempre que pintaban un mundo idílico y feliz que no se ajustaba a la realidad. Deseaban un cambio, buscaban algo nuevo y con fuerza que identificase sus sentimientos. En los EE.UU empezaron a coger fuerza estilos como el Rhytm and Blues y el Country.

El nacimiento del Rock&Roll

Hay bastante polémica sobre cuál fue el nacimiento exacto del rock&Roll para unos fue la canción Rock around the clock, de Bill Haley and his comets (abril de 1954) y para otros That’s all right, de Elvis Presley. La expresión rock and roll (también rock ‘n’ roll o rock & roll) ya se utilizaba a finales de los años 30 en algunas letras del rhythm and blues pero fue el locutor estadounidense Alan Freed quien, en 1952 comenzó a utilizarla para describir este nuevo estilo de música que comenzaba a coger fuerza en las emisoras.

Elvis Presley el rey

Elvis Elvis es sin duda el Rey del rock debido principalmente a su personalidad, a su voz y a su carisma. Pero sobre todo por lo que, desde un inicio, representó no sólo para la música sino también para la cultura popular de entonces. Se atrevió a romper muchos de los esquemas de la sociedad conservadora trasgrediendo tradiciones morales y de conducta. Sus pantalones de corte ancho, sus bailes y sus movimientos de cadera dieron mucho de qué hablar a los mayores. El efecto contrario provocaban en los más jóvenes, miles de enloquecidos fans le seguían con fervor.
Tras uno de sus conciertos se publicó un mensaje en el diario local de la diócesis católica. Estaba dirigido al director del FBI y contenía diversas acusaciones. “Presley es definitivamente un peligro para la seguridad de los Estados Unidos. […] Sus acciones y movimientos buscan avivar las pasiones sexuales de los adolescentes“.
Seguro que hay muchos detalles de la vida de Elvis que a lo mejor no sabes y una de las mejores fuentes como siempre es la Wikipedia

Y no sólo fue Elvis

Por otro lado películas como “Rebelde sin causa” (1955) y su actor James Dean serían también un modelo a seguir para los jóvenes: pantalones vaqueros, peinados con tupé, sentimientos de incomprensión y rebeldía ante los progenitores y un ritmo que acompañaba todas ellas y se llamaba Rock&Roll.El Rock&Roll también vio nacer a muchas figuras importantes y trascendentales, imposible hacer un resumen de todas sus aportaciones y legado ya que es una lista muy larga. En ella destacan con fuerza nombres como Chuck Berry, Little Richard, Bo Didley, Buddy Holly. Sin olvidar a Jerry Lee Lewis, Fats Domino, Roy Orbison, Edie Cochran y The Everly Brothers, entre muchos otros. A partir de 1960 el auge del Rock&Roll empieza a decaer y deja de ser el ritmo que representaba a los ya no tan jóvenes y rebeldes de los 50. Comienza a surgir lo que sería la música rock, y marcaría un hito entre la naciente generación de los 60. James Dean Rebelde

Otro icono que nació también en esta época y que ha conservado su encanto y espíritu de libertad hasta nuestros días es la famosa furgoneta camper de vw, conoce aquí su historia y curiosidades

¿Y porqué fue tan importante?

El Rock&Roll también fue el padre de distintos subgéneros como el rockabilly, el doo wop o el hard rock y posteriormente garage rock, el punk rock y un largo etc. Hoy en día, algunos artistas de hard rock como por ejemplo AC/DC no dudan en definirse como músicos de Rock&Roll. Seguramente para resaltar su espíritu rebelde y su influencia musical.
Conjunto falda caniche
La influencia de la música también llegó a la moda. Las mujeres empezaron a usar las famosas faldas del caniche que eran de corte justo por debajo de la rodilla y muy coloridas. Por lo general, estaban hechas de tela de fieltro. Muchas de ellas estaban adornadas con una imagen de un caniche, de ahí su nombre. La falda era un resultado directo del deseo de moverse libremente para poder bailar Rock&Roll.
¿Te enseñamos a hacer tu propia falda caniche?

¿Y que se escuchaba en España en los años 50?

España entra en la década de los 50 con el casi monopolio de la Copla y el Pasodoble. También suenan con fuerza el Flamenco, Rancheras y algunos Boleros. Después de el aislamiento casi total sufrido en los años 40 la mayoría de los artistas son nacionales. Juanito Valderrama, Pepe Blanco, Antonio Machín o Jorge Negrete son algunos ejemplos. Y no sería hasta finales de la década cuando las listas se volvieron más globalizadas e internacionales.