¿De dónde surge la aracnofobia o ese miedo tan destacado a las arañas? Te contamos las conclusiones de este estudio.
Sarah Romero
1 minuto de lectura
¿De dónde surge la aracnofobia
o ese miedo tan destacado a las arañas? Según un nuevo estudio llevado a
cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Columbia
(EE.UU.) la clave de este pavor es producto de la evolución del ser humano.
El trabajo expone que en las etapas evolutivas más tempranas del ser humano, las arañas suponían una gran amenaza debido a sus venenos
tan potentes, a la sutileza de sus escondrijos y a la forma de
presentarse ante las víctimas; de hecho, en los albores de la evolución
humana solo aquellos que tenían habilidades especiales para detectar
este y otros tipos de animales, eran los que conseguían sobrevivir. De
ahí que el miedo a esta clase de artrópodos acabase sellado en nuestro ADN con el paso del tiempo.
“Los seres humanos estaban en riesgo perenne, imprevisible y
significativo ante el encuentro con arañas muy venenosas en sus
ambientes ancestrales. Incluso cuando no era mortal, la picadura
de, por ejemplo, una viuda negra en el mundo ancestral podría dejar
incapacitado durante días o incluso semanas a un hombre, tiempo en el que se exponía a numerosos peligros”, explica Joshua New, líder del estudio.
¿Por qué precisamente arañas?
Para algunos, el miedo a las arañas
es innato y no aprendido. Según un dúo de psicólogos, las arañas son un
peligro ancestral evolutivamente persistente con el que los humanos
están especialmente sintonizados, incluso cuando no estamos prestando
especial atención a cualquier otra cosa en nuestro entorno. Después de
todo, nuestros antepasados coexistieron con estos bichos de ocho patas
durante millones de años, y ser conscientes de las arañas y sus
picaduras potencialmente mortales fue fundamental para la supervivencia.
Nuestro sistema visual puede haber conservado "mecanismos ancestrales" dedicados a la detección rápida de amenazas inmediatas y específicas que han persistido a lo largo de la evolución, de acuerdo con Joshua New de Barnard College y Tamsin German de la Universidad de California en Santa Bárbara. Como las serpientes y las arañas.
Por lo tanto, para
probar este peligro ancestral, el dúo reclutó a cientos de estudiantes
universitarios para una tarea simple: elegir la más larga de las dos
líneas en una cruz que se muestre en la pantalla de un ordenador.
Después de que los participantes completaron esta prueba unas pocas
veces, los investigadores agregaron un objeto que brilló durante unos
cientos de milisegundos en la pantalla. Estos objetos eran desde
amenazas modernas (agujas hipodérmicas) hasta criaturas irrelevantes
(moscas domésticas) o peligros ancestrales (arañas).
Menos del 15% se dio cuenta y pudo identificar
la ubicación de la aguja hipodérmica en estas pruebas de "ceguera por
inatención". De manera similar, solo el 10% localizó con éxito la mosca
doméstica. Sin embargo, cuando una araña o forma de araña aparecía
rápidamente en la pantalla, más de la mitad de los participantes
pudieron identificar y ubicar en qué cuadrante apareció.
Lo curioso es que las arañas no son una amenaza
tan grave en estos días, en comparación con el pasado profundo. Solo
alrededor de 200 de 40.000 presentan serias preocupaciones médicas para
adultos sanos, con cerca de 200 muertes confirmados al año en todo el
mundo. Una cifra realmente exigua.
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