Un estudio señala que estas ficciones relegan a las mujeres a un segundo plano, en el que el hombre tiene el deber de protegerla o someterla.
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La investigación ha evaluado así la interiorización de los falsos mitos del amor romántico en jóvenes con un rango de edad comprendido entre 18 y 35 años. A través de una encuesta realizada a 153 voluntarios (dentro de estas edades), se estima que alrededor del 70% de ellos cree que “el amor lo puede todo”, “sólo existe una media naranja para mí” y “el amor es ciego”. Estas respuestas reflejan claramente que estos mitos románticos están muy arraigados en la cultura de los jóvenes.
José Miguel García Ramírez, como profesor del departamento de Psicología Social de la UGR y director del proyecto advierte que “el principal problema es que estos mitos se consolidan entre las mujeres y a la misma vez se potencia en los hombres”.
Los sondeos entre los voluntarios del proyecto han desvelado además, que sólo el 13,7% de los participantes cree que se puede llegar a ser feliz sin tener una relación, frente a casi un 87% que opina que no se puede ser feliz sin pareja.
Los sondeos entre los voluntarios del proyecto han desvelado además, que sólo el 13,7% de los participantes cree que se puede llegar a ser feliz sin tener una relación, frente a casi un 87% que opina que no se puede ser feliz sin pareja.
El 70% de los jóvenes piensa que existe el amor predestinado y
casi un 87% opina que no podrían ser felices sin una pareja.
Amores de película con roles machistas
Desde bien pequeños se nos vende la idea de la mujer indefensa, incapaz de afrontar los retos sin una ayuda masculina. La aceptación del mito del príncipe azul relega a las mujeres a un plano secundario en el que el hombre tiene el deber de protegerla, y con ello, inconscientemente someterla.
Estas creencias populares no hacen sino aumentar el machismo de
una forma muy sutil, pues al inculcarla a edades tempranas, la
interiorización es prácticamente inmediata.
Los mitos amorosos y pasionales otorgan a la mujer características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora en la familia. Por su parte, al hombre siempre se le asigna el deber de proteger y mantener a la familia, así como la agresividad, la valentía y la valía en el trabajo.
Según este estudio de la UGR, los falsos mitos del amor romántico promocionan el machismo y pueden llegar incluso a generar casos de violencia de género. La investigación demuestra cómo dichos mitos se aceptan entre la población joven, precisamente aquella en la que están aumentando los casos de violencia de género.
Los mitos amorosos y pasionales otorgan a la mujer características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora en la familia. Por su parte, al hombre siempre se le asigna el deber de proteger y mantener a la familia, así como la agresividad, la valentía y la valía en el trabajo.
Según este estudio de la UGR, los falsos mitos del amor romántico promocionan el machismo y pueden llegar incluso a generar casos de violencia de género. La investigación demuestra cómo dichos mitos se aceptan entre la población joven, precisamente aquella en la que están aumentando los casos de violencia de género.
El pasado 2017 los casos de violencia de género en este sector aumentaron un 50%. El problema es que, aunque la mayoría de jóvenes aseguran que jamás ejercerían violencia al sexo contrario, el maltrato se puede camuflar de muchas formas diferentes, sin necesidad de una agresión física directa. Estamos hablando de los casos de violencia psicológica, escenas de micro machismos, ‘simples’ celos, etc.
Ramírez asegura que “se debe atajar el arraigo de esta serie de mitos desde la raíz, con campañas de sensibilización que eviten estas situaciones y eduquen en valores contrarios a ellos”.
“El amor es algo diferente basado en la igualdad y el respeto mutuo, y
no tiene nada que ver con los mitos románticos que se le atribuyen”.
Estos resultados son tan solo una pequeña parte de muchos otros
estudios en esta línea. Desde 2014, se realizan proyectos junto a otras
facultades para demostrar las consecuencias de estas historias tan
bonitas en apariencia, pero con un trasfondo muy injusto.
María Moya