¿Te gusta ir al cine? ¿En qué piensas cuando vas al cine? ¿Qué es lo primero que compras después del boleto de entrada?
El cine, llamado séptimo arte,
es sin duda una de las costumbres más ligada a la cotidianidad de
todos. Nos permite relajarnos, distraernos, disfrutar, ir a otros
lugares, presenciar combates, historias de amor, y tantas cosas más. Ir
al cine refresca nuestra vida. Pero, cuando vas al cine no solo piensas
en películas, también piensas en palomitas de maíz. Ver una película si
tus palomitas de maíz es una experiencia incompleta. ¿A qué se debe
eso?
Es curioso, pero es una pregunta que es interesante hacerla.
¿Por qué asociamos las palomitas de maíz con las películas en el cine?
La razón se remonta a 1939 y lo que se conoció como la Gran Depresión. La Gran Depresión
se debió al colapso bursátil de Wall Street, lo que a su vez trajo
catástrofes financieras. Hombres quedaron en la quiebra. Familias
enteras lo perdieron todo. Se habla de innumerables suicidios. Y toda
esa situación hizo del cine una vía de escape de la dura realidad por la
que se travesaba.
En esa época las entradas al cine eran
accesibles. Así que se convirtió en el lujo que podía permitirse todo
aquel que había quedado en la banca rota para así distraerse de las
penas.
Para ese momento las palomitas de maíz
se comían en espacios abiertos como los parques y los circos, ya que en
las salas de cine se consideraba de mal gusto por ser un espacio
cerrado. Sin embargo, para cuando los cines se volvieron populares, los
vendedores de maíz decidieron emigrar también a los cines para
incrementar sus ventas, De esa forma se volvió una alimento predilecto
para consumir mientras se veía las películas.
Además, el maíz era
un alimento abundante en Estados Unidos, así que se conseguía a muy bajo
costo y se vendía también a precios accesibles, precios que la mayoría
se podía permitir pagar pese a la lamentable situación económica.
También se suma a lo anterior el hecho de que la Segunda Guerra Mundial
hizo difícil la obtención de la azúcar y por lo tanto el caramelo, que
también se consumía fácilmente comenzó a escasearse, lo que impulsó
todavía más el consumo de las palomitas de maíz.
Puede, que el "ruidito" moleste a unos pocos, pero yo..
ResponderEliminarIr al cine y no cogerme mis palomitas, soy incapaz!
No es lo mismo.
¡Y que ruidito con tan buen olor y sabor!
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